Madrid y Punto: Edinburg Yarn Festival o el sueño de una tejedora de a pie

No llevo más de 6 años tejiendo... tejiendo con circulares. Sí, tuve una maravillosa abuela materna que me enseñaba a tejer con dos agujas y a la que tengo ligados mis mejores recuerdos de la infancia. Sin embargo, en mi caso, hubo un parón de unos 30 años sin tejer y cuando volví, todo por aprender.

Así que empecé de nuevo con una bufanda... horrenda por cierto. Más o menos a la par, una feria de labores y manualidades comenzó su andadura en Madrid. Recuerdo la ilusión con la que íbamos mis amigas y yo... y recuerdo la decepción que sufrimos: el patchwork era el rey y, si bien había algunos stands con lanas, no ocupaban ni un 10%.

Mi interés y mi curiosidad me hacían profundizar en el mundillo de las tejedoras (sí, hay tejedores y muy buenos, pero los números mandan y el EYF2018 es buena muestra de ello). Llegué a trabajar con otra tejedora en un proyecto para concentrar en una web todas las tiendas de lanas y allá por 2014 visité todas las tiendas de lanas y mercerías con lanas de Madrid Capital.... y seguía sin encontrar lanas que tocar: una cosa es ver muchos colores y otra ver mucha variedad de hilados. ¡Oh claro, claro que había ya webs! He probado varias de ellas con un resultado magnífico pero me seguía faltando algo... ese gusanillo que te produce llegar y ver tantas lanas que te sientes como una niña golosa al entrar en una tienda de chuches.

A menudo comentábamos mis amigas y yo que teníamos que organizar un viaje para ir a alguna feria del extrajero, pero luego nuestras obligaciones familiares y laborales nos impedían que aquel sueño se convirtiera en realidad. ¡Hasta el año pasado! En junio del año pasado, vi de chiripa en Instagram un anuncio del #edinyarnfest2018 (busca por este hasthtag en Instagram para ver muchas más imágenes) y le pregunté a una tejedora amiga si se animaba y dijo que sí. Comenté este extremo con dos amigas de Bcn que han sido sorprendidas mías en alguno de los intercambios de tejedoras que anualmente se organizan (eso os lo cuento otro día) y cuál fue mi sorpresa cuando me anunciaron que ya tenían hotel y billetes. ¡Junio de 2017!. Me puse manos a la obra y entre semáforo y semáforo, compré los billetes de avión y reservé en el mismo hotel que mis otras amigas de Bcn. ¡Y ahí empezó todo!

Por resumir:

junio 17: billetes y hotel
octubre 17: cursos y entradas asociadas a los cursos (se agotaron en 15 minutos de reloj en la venta online)
febrero 18: entradas para los eventos en la feria y reserva del merchandising, no sea que se acabe...
marzo 18: LA FERIA!

Es decir, como veréis, también depende de cómo te lo quieras plantear y yo me lo planteé para aprovechar todo lo aprovechable:

jueves 15: clases monográficas (en mi caso, short-rows y colores), la feria y Big Knit Night.
viernes 16: clases monográficas (en mi caso, técnicas para calcetines) y feria.
sábado 17: feria y un poquito de Edimburgo
y fuimos muyyyyyyyyy felices.

Primera impresión? ¡Ooooooooohhhhhhhhhh pero si no estoy sola en el mundo, pero si hay gente que está mucho peor que yo! Jajajaja.

Al final del post hay una selección de imágenes, que valen más que mil palabras, pero quiero compartir algunas reflexiones:

Nunca más pensaré cuán raras somos: comparado con las personas que acudieron a la feria (de todos los continentes y no exagero), nos quedamos cortas. Nos encantan las lanas, pero la oferta, variedad y calidad y, cómo no, los precios son de otra liga. Que sí, que yo también puedo comprar madejas a más de 25€ en España... pero no las tengo todas a mano para elegir y, desgraciadamente, la mayoría de las veces tengo que comprarlas online y me puedo equivocar en los colores y en las agujas (la de veces que la etiqueta no es correcta) porque no las veo ni puedo tocarlas.
¡Es genial encontrar españolas que visitaban la feria!
La variedad de prendas que lucían las personas que visitaban la feria era bastante alto pero eso no es un impedimento para ir a soñar y seguir aprendiendo. Por no mencionar la cercanía y lo que une a personas que se acaban de conocer un patrón, unas lanas o... simplemente, qué labor estás tejiendo?. ¡Conocí personas maravillosas!
No sólo es tejer, es también hilar, teñir, adornar, coser... y, personalmente, creo que es una inversión tener herramientas adecuadas y libros que nos ayuden a seguir creciendo. Todo ello sin perjuicio de que una buena clase, puede abrir otra dimensión en tus retos tejeriles.
Los diseñadores de patrones y los podcasters son verdaderos ídolos para sus seguidores y vienen de todas partes para verles en persona, tener una clase con ellos o hacerse un selfie. Reconozco que yo me traje dos libros dedicados por Carol Feller de Stolen Stitches y Lucy Hague
Ir a esta feria (es la única que conozco a día de hoy, aunque hay en Berlin, Dublín, Shetland Islands y un largo etc.) es caro, para que vamos a engañarnos. Los billetes y el hotel no representan el grueso proporcionalmente hablando si lo comparas con las clases (75 libras esterlinas cada curso de tres horas; 85 con la entrada a la feria para el día siguiente), los eventos (la Big Knit Night era una graaaaaaaaaaan kdda cena de tejedoras. La cena era fría y más bien escasa para las 26 libras esterlinas que pagamos por cabeza), el merchandising (honestamente, no recuerdo exactamente el precio... pero unas 20 libras esterlinas una tote bag con el logo o para bordar en colores), y las madejas, agujas, bolsas etc. etc... para no contarlo.
Con todo esto, ¿volvería a ir? sí pero, una vez conocida la feria y dado mi poder adquisitivo, iría a las clases y no a los eventos y con dos días, es suficiente. Y, desde luego, dedicaría más tiempo a visitar Edimburgo: me supo a muy poco.
En cuanto a las madejas... recientemente he visitado dos tiendas físicas en la provincia de Málaga, además de las tiendas que ya conozco en Bcn, en Madrid y en algún sitio más (más las que me quedan por conocer) y he decidido que las madejas las compraré aquí.
Próximo objetivo? las tiendas de España y los tintoreros que aún me quedan por probar.